martes, agosto 31

Cien años de luchas pero nunca de soledad.


Todos conocemos a Gabriel García Márquez o simplemente Gabo. Pero conocemos al de ahora. Al actual. A aquel grandioso escritor cuyos numerosos libros se venden por montones y han sido traducidos a varios idiomas. Al exitoso literato ganador del premio Nobel en 1982. Pero nunca nadie piensa en él como un hombre que en algún momento tuvo que pasar innumerables penurias para llegar a ser quién ahora es. Para lograr la fama que ahora lo cobija.
Pues, sí. García Márquez, como muchos otros hombres de letras, tuvo que luchar desde abajo para poder consagrarse. Tuvo que vencer un sin número de obstáculos para poder publicar sus novelas.



La novela detrás de la novela nos cuenta cómo Gabriel tuvo que hacer muchos sacrificios para publicar la que es su obra maestra: Cien años de soledad. Narra de qué modo Gabo luchó por alcanzar la publicación de esta. Sin embargo, jamás estuvo solo. Tuvo siempre a su mujer acompañándolo y apoyándolo a cada instante. Pero además de ella, estuvieron sus amigos. Amigos que, realmente haciendo gala de ese título, estuvieron con él de manera incondicional. Lo apoyaron no sólo en lo económico sino que también moralmente.



La verdad que me sorprendió sobre manera ver como su esposa, pero sobre todo sus amigos jamás lo dejaron solo. Siempre confiaron en el éxito que su novela tendría. Y no se equivocaron. Su apoyo no cayó en un saco sin fondo. Por demás está decir que por el inigualable talento que Gabo tiene pero también por la humildad y la sencillez de este. Valores que hasta ahora conserva. Valores que lo hacen ser considerado, con mayor razón, un grande.

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