miércoles, septiembre 22

La cagué, la perdí.


Gabriel  De la Puerta y Ariana Gutiérrez se conocieron hace un ciclo en su clase de lenguaje gráfico y entre trabajos, amanecidas de estudios y risas nació una gran amistad.
Los días corrían y ese sentimiento se fue haciendo más fuerte. Ya no se juntaban sólo para ver temas de la universidad. Pasaban tanto tiempo juntos que sin darse cuenta la amistad se convirtió en algo especial.

Un día antes del examen final quedaron en juntarse en el departamento de él, que por cierto vivía sólo, para estudiar.  Las bromas iban y venían y no tenían cuando comenzar a estudiar. Entre risa y risa la distancia entre ellos se acortaba cada vez más. Hasta que eso que había estado a punto de pasar en tantas otras amanecidas sucedió. Ahora estaban más cerca que nunca antes. Sus labios entrelazados se fundieron por unos segundos que parecían interminables. Ese beso parecía ser el inicio de una linda relación. Pero no fue así.
Ese ciclo  acabó y casi no se vieron en las vacaciones. Al parecer todo se estaba enfriando. Un día antes de su cumpleaños, Gabriel la llamó y la invitó a su reunión. Le dijo que la extrañaba y quería que no faltase. Ella aceptó.
Al día siguiente, Ariana había tenido ensayo de teatro y al terminar, por esas cosas del destino se quedó atrapada en el ascensor del edificio. Quiso llamarlo para avisarle que se demoraría pero no tenía señal. Para cuando logró salir, ya era demasiado tarde. Jamás llegó.
Gabriel parecía no haberse percatado de la ausencia de  Ariana. Los tragos le habían hecho olvidarla y olvidar aquello que sentía.  Fue en ese momento que Silvana Borgo, que amiga de ambos y que en silencio también sentía cosas por “Gabri” como lo llamaba, vio su gran oportunidad. No se despegó toda la noche de él. Se quedó hasta el final y esperó que todos se fueran. Cuando ya no había nadie en el departamento más que ella y el ya pasado  de tragos cumpleañero, entro al cuarto principal y se metió en la cama desnuda. Gabriel, totalmente fuera de sí por los efectos del alcohol, no sabía lo que hacía. Se metió en la cama y pasó lo que pasa cuando se ven un hombre y una mujer bajo las sabanas y a media luz, sobre todo cuando copas de más de por medio.
A la mañana siguiente, Gabriel no recordaba nada. Vio su celular y tenía 5 llamadas perdidas de Ariana. La llamó pero ella no respondía. Decidió prender su computadora y ver si la encontraba en el Messenger. Revisó su correo y tenía varios mails de Facebook. Invitaciones a eventos, etiquetados en fotos y una publicación de Ariana en su muro. Comenzó por este último. Lo abrió emocionado pero al verlo se sorprendió. La publicación decía: “ Te odio Gabriel. Pensé que reas distinto. No quiero saber nunca más de ti. Te odio.” No entendía nada. Volvió a llamarla pero seguía sin contestar. Esta loca, pensó. Siguió abriendo correos y vio fotos etiquetadas de Silvana en una carpeta llamada “Feliz cumple, Gabri”. No podía  creerlo. Silvana había fotografiado todo lo que en la noche anterior había pasado pero que él no recordaba.
Tan sólo atinó a decir: “La cagué, la perdí.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario