Hoy tuve la oportunidad de ir a la Feria del Trabajo organizada por la universidad. Si bien aún no podía aplicar a ninguna de las empresas que se habían congregado, por estar aún en cuarto ciclo y la mayoría pedían practicantes de sexto en adelante, me pareció interesante al menos ir a echar un vistazo.
Por cuestiones de tiempo, sólo pude visitar un par de stands; sin embargo, las opciones que proponían la empresas de las que pude obtener información me motivaron a aplicar en un futuro y despertaron en mí la sensación de querer estar ya en sexto para poder aplicar a alguno.
Sin embargo, no todo fu positivo en el lapso que estuve en el ZUM. Si bien muchos alumnos fueron porque tenían interés en informarse, y en efecto lo hacían, había otros cuya motivación era evidentemente otra.
Me pareció realmente lamentable que algunos desperdiciasen tamaña oportunidad y se avocasen tan sólo a llenar sus bolsas de la mayor cantidad de merchandising posible. Había quienes hacían preguntas sin sentido o poco serias, tan sólo para que les diesen un lapicero, tomatodo, una libreta de notas o un paquete de galletas. Parecía que estaban armando su lonchera de la semana y sus cartucheras para el próximo ciclo.
Realmente no pude comprenderlo. No sólo por la frescura, que en último caso me parece lo menos grave, sino porque, como dije antes, estaban desperdiciando una oportunidad valiosa
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