lunes, noviembre 15

Perfume de mujer.


Dicen que los ojos son el espejo del alma. Que ojos que no ven corazón que no siente. Pero, ¿es acaso sólo un privilegio de aquellos que gozamos de la vista el poder sentir, expresar, vivir?
Frank nos muestra que no. De manera magistral, convence a la abandonada Donna de que a veces la vida se vive en un momento, de que el baile es como la vida, que si uno se enreda o se equivoca puede seguir bailando.
Aunque tímida, ella se deja llevar. Se entrelazan en una pieza de incalculable belleza. La duda se vuelve magia y el espacio se vuelve de dos. Se dejan caer en un juego de seducción atrevida, envolviéndose ambos en un perfume de mujer.

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